Comunión de los Otros Países del V Suis

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martes, 9 de diciembre de 2014

Las condenas de la Iglesia al liberalismo y al marxismo, y la deshonestidad de los herejes raulmiguelistas

Por Andrés Copusianus. 

De izquierda a derecha (visto de frente), los siguientes Pontífices Romanos, que condenaron al comunismo: Pío IX, León XIII, Pío XI.
 

Como hemos observado en la controversia contra Raúl Miguel de Sursum Corda y su secta raulmigueliana, ellos atacan con saña a la Tercera Posición política (opuesta tanto del liberalismo o "primera posición" como del marxismo o "segunda posición"), pero olvidan las reiteradas condenas de la Santa Madre Iglesia, tanto al liberalismo como al marxismo. 
Ya hemos demostrado en cuatro artículos, que la Tercera Posición política, representada por la Monarquía tradicional, el corporativismo, el distributismo, el fascismo y el nacionalsocialismo, e ideologías similares, no sólo NO fueron condenadas por la Santa Madre Iglesia, sino que fueron defendidas y hasta en ocasiones, reivindicadas. Esto lo demostramos en cuatro artículos: 
  1. Catolicismo y nacionalsocialismo (primera parte): Refutación a Raúl Miguel de Sursum Corda.
  2. Decreto Presidencial de excomunión a Raúl Miguel de Sursum Corda y a la secta de los raulmiguelistas.
  3. Los insultos de los raulmiguelistas hacia los católicos y sus mentiras, TODAS refutadas
  4. Catolicismo y nacionalsocialismo (segunda parte): Refutación a Raúl Miguel y sus mentiras.
La Iglesia católica en su enorme sabiduría ha condenado a todas las ideologías modernistas, opuestas a la Religión, a la Tradición y a la Moral,  como lo son el liberalismo, difundido en la Revolución francesa (en verdad "subversión inglesa", según Jacques de Mahieu) y el marxismo, difundido en la Revolución rusa (en verdad "subversión anti-rusa", según mi persona). Pero ambas ideologías, superficialmente "opuestas", tienen un origen en común: la masonería, la cual a su vez se origina del protestantismo, el cual a su vez, es un conjunto de herejías del catolicismo, herejías judaizantes; y por lo tanto, el origen último de las ideologías modernistas, es el judaísmo, es decir, la Sinagoga de Satanás. 
En las logias masónicas se hace culto a Baphomet. 
La masonería deriva de los templarios y del judaísmo talmúdico (con su satánica Cábala)
 
 
La masonería especulativa, surgió en Inglaterra, el 24 de junio de 1717, cuando se fundó la Gran Logia Unida de Inglaterra; luego, en 1723, se publicaron las Constituciones de Anderson, que son los principios morales y filosóficos fundacionales de la masonería inglesa. Lo importante a destacar, es que la misma fue redactada por un pastor protestante escocés llamado James Anderson, con la ayuda de Jean Théophile Désaguliers. En Escocia precisamente, gracias al cobijo del Rey Robert Bruce, los templarios traidores que huyeron de la persecución de la Santa Inquisición, fueron protegidos y sobrevivieron; pasaron siglos en secreto, planificando su venganza, hasta que finalmente la consumaron en la Revolución francesa (según Julius Evola), que fue toda planificada desde las logias inglesas. Por eso, es muy importante el Rito Escocés en la secta masónica, si bien, hay otros ritos, que remontan a otros orígenes, que ahora no vienen al caso, para este trabajo. 
De Inglaterra, la masonería se esparció hacia Francia, y los masones franceses en conjunto con los ingleses, fueron los efectores de la Revolución francesa, la cual ya tenía desde el principio planificado asesinar al Rey de Francia, como venganza, a que la Santa Inquisición había quemado en la hoguera a los últimos líderes templarios. Los templarios eran al principio una orden religiosa y de caballería católica, que luchó en las Cruzadas, pero luego, fue infiltrada por los judíos y fue torcida de tal manera, que la mayoría de los templarios se convirtieron en adoradores de demonios, en sucios idólatras. De hecho, actualmente la masonería continúa realizando el culto secreto al demonio Baphomet. 
Otro dato interesante, y no menor, es que así como de la traición en la Orden de los templarios surgió la masonería especulativa (la anterior era la masonería operativa, de extraños y discutibles orígenes, pero todo indica, que también era algo judío), de la Orden de los jesuitas surgió la orden de los Iluminati de Baviera, fundada el 1 de mayo de 1776 (pues sí, de ahí es que en verdad proviene la satánica celebración del "día de los trabajadores", y por tanto los católicos NO podemos celebrar ese día) por Johann Adam Weishaupt, quien era un jesuita de origen judío. Probablemente él haya sido uno de los primeros jesuitas disidentes, pero más allá de que al principio, dicha Orden haya sido muy buena (al ser fundada por el militar español San Ignacio de Loyola), lo cierto es que luego degeneró de tal manera, que en el siglo XX, se convirtió en una organización totalmente herética y vanguardia de toda la depravación modernista, culminando en lo aberrante de la "teología de la liberación". Dicho sea de paso, los jesuitas fueron los principales propulsores dentro del falso "catolicismo" del evolucionismo, con el paleontógo francés Pierre Teilhard de Chardin a la cabeza de toda la inmundicia evolucionista. 
Adam Weishaupt fue un jesuita y judío, fundador de los Iluminati.

Pero la Santa Madre Iglesia condenó todas y cada una de las herejías, desde el principio de su existencia; la Iglesia condenó a los templarios, condenó a los jesuitas traidores, condenó a los masones (en al menos veinte ocasiones), y por supuesto, también a los liberales y marxistas (al menos en cinco ocasiones). 
En 1888, el Papa León XIII a través de una encíclica infalible (dirigida a toda la Iglesia y que enseña sobre fe y moral), condenó al liberalismo, a través de Libertas Praestantissimum. Allí se dice por ejemplo, explicando sobre el liberalismo de "primer grado": 

El naturalismo o racionalismo en la filosofia coincide con el liberalismo en la moral y en la política, pues los seguidores del liberalismo aplican a la moral y a la práctica de la vida los mismos principios que establecen los defensores del naturalismo. Ahora bien: el principio fundamental de todo el racionalismo es la soberanía de la razón humana, que, negando la obediencia debida a la divina y eterna razón y declarándose a sí misma independiente, se convierte en sumo principio, fuente exclusiva y juez único de la verdad. Esta es la pretensión de los referidos seguidores del liberalismo; según ellos no hay en la vida práctica autoridad divina alguna a la que haya que obedecer; cada ciudadano es ley de sí mismo. De aquí nace esa denominada moral independiente, que, apartando a la voluntad, bajo pretexto de libertad, de la observancia de los mandamientos divinos, concede al hombre una licencia ilimitada.
 Primero lo explica, para luego condenarlo: 
Todos estos principios y conclusiones están en contradicción con la razón. Lo dicho anteriormente lo demuestra. Porque es totalmente contraria a la naturaleza la pretensión de que no existe vínculo alguno entre el hombre o el Estado y Dios, creador y, por tanto, legislador supremo y universal. Y no sólo es contraria esa tendencia a la naturaleza humana, sino también a toda la naturaleza creada. (...) Pero además esta doctrina es en extremo perniciosa, tanto para los particulares como para los Estados.
 Más adelante, continúa exponiendo y condenando al liberalismo de "segundo grado" y de "tercer grado"; la condena que hace del liberalismo es totalmente explícita y categórica, así como infalible, ya que es un texto que sí enseña sobre fe y moral, y que va dirigido para toda la Iglesia, desde la Cátedra de San Pedro. 
Pero la Santa Madre Iglesia no sólo se conformó con condenar a la masonería y al liberalismo, sino que en cuanto detectó que la Revolución satánica dio otro fruto podrido--el comunismo--la Iglesia fue la primera en condenarlo y también, como veremos a continuación, de forma explícita y categórica, y para mejor: ¡en reiteradas ocasiones!
La Iglesia condenó al marxismo (al socialismo marxista y al comunismo-leninismo-estalinismo) en al menos cuatro ocasiones: 
  1. En la Encíclica Quanta Cura de Pío IX (1864). 
  2. En la Encíclica Quod Apostolici Muneris de León XIII (1878). 
  3. En la Encíclica Rerum Novarum de León XIII (1891). 
  4. En la Encílica Divini Redemptoris de Pío XI (1937). 
TODAS esas encíclicas son infalibles, porque:
  1. Van dirigidas hacia toda la Iglesia. 
  2. El Papa declara algo sobre una cuestión de fe y de moral (y carencia total de ambigüedades).
  3. El Papa declara algo como acto definitivo y es Magisterio constante (se reitera en el tiempo). 
Si se leen todas esas encíclicas, cualquiera puede darse cuenta de que cumplen todos los requisitos de infalibilidad, al contrario de otros textos como Non abbiamo bisogno o Mit brennender sorge, como hemos explicado en ocasiones anteriores. Además, una gran diferencia entre las condenas hacia el marxismo y las presuntas "condenas" hacia los fascismos, es que la primera es explícita, categórica y reiterada en el tiempo, mientras que la segunda es única vez, ambigua e imprecisa. 
Dice el Papa Pío IX: 
No contentos con desterrar a la Religión de la pública sociedad, quieren también arrancarla de la misma vida familiar. Enseñando y profesando el funestísimo error del comunismo y del socialismo, afirman que la sociedad doméstica debe toda su razón de ser sólo al derecho civil y que, por lo tanto, sólo de la ley civil se derivan y dependen todos los derechos de los padres sobre los hijos y, sobre todo, del derecho de la instrucción y de la educación. Para esos hombres falacísimos, el objeto principal de estas máximas impías y maquinaciones, es eliminar la saludable doctrina y la instrucción y educación de la juventud, para así manchar y depravar míseramente las tiernas y dúctiles almas de los jóvenes con los errores más perniciosos y con toda clase de vicios.

En efecto; todos cuantos maquinaban perturbar la Iglesia o el Estado, destruir el recto orden de la sociedad, y así suprimir todos los derechos divinos y humanos, han dirigido siempre sus criminales proyectos, su actividad y esfuerzo a engañar y pervertir a la inexperta juventud, como Nos lo hemos insinuado más arriba, porque en la corrupción de ésta ponen toda su esperanza
.
 ¿Se necesita ser más explícito? Bueno, parece que para la Iglesia sí...Refiriéndose a lo anterior Pío IX agrega:
En medio de esta tan grande perversidad de opiniones depravadas, Nos, con plena conciencia de Nuestra misión apostólica, y llenos de solicitud por nuestra santa Religión, por la sana doctrina y por la salvación de las almas cuya guarda se nos ha confiado de lo Alto, y por el mismo bien de la sociedad humana, hemos creído deber Nuestro levantar de nuevo Nuestra voz apostólica. En consecuencia, todas y cada una de las perversas opiniones y doctrinas que van señaladas detalladamente en las presentes Letras, Nos las reprobamos con Nuestra autoridad apostólica las proscribimos, las condenamos; y queremos y mandamos que todas ellas sean tenidas por los hijos de la Iglesia como reprobadas, proscritas y condenadas.


  Como si eso no fuera suficiente y para que quede bien claro, el Papa León XIII hace una condena aun más explícita, total y contundente contra el comunismo, publicando una encíclica dirigida especialmente para condenarlo: la Quod Apostolici Muneris. La misma, constituye una condena lapidaria e integral, en contra del marxismo (socialismo, comunismo, nihilismo y otros errores). Inicia la carta: 
Nuestro apostólico cargo ya desde el principio de Nuestro pontificado Nos movió, Venerables Hermanos, a no dejar de indicaros, en las Cartas Encíclicas a vosotros dirigidas, la mortal pestilencia que serpentea por las más íntimas entrañas de la sociedad humana y la conduce al peligro extremo de ruina...
Y prosigue: 
Es fácil comprender, Venerables Hermanos, que Nos hablamos de aquella secta de hombres que, bajo diversos y casi bárbaros nombres de socialistas, comunistas o nihilistas, esparcidos por todo el orbe, y estrechamente coligados entre sí por inicua federación, ya no buscan su defensa en las tinieblas de sus ocultas reuniones, sino que, saliendo a pública luz, confiados y a cara descubierta, se empeñan en llevar a cabo el plan, que tiempo ha concibieron, de trastornar los fundamentos de toda sociedad civil. Estos son ciertamente los que, según atestiguan las divinas páginas, mancillan la carne, desprecian la dominación y blasfeman de la majestad.
 Clarito, ¿no? Pero le sigue dando palo y palo al marxismo, como Dios manda:
Nada dejan intacto e íntegro de lo que por las leyes humanas y divinas está sabiamente determinado para la seguridad y decoro de la vida.
A los poderes superiores -a los cuales, según el Apóstol, toda alma ha de estar sujeta, porque del mismo Dios reciben el derecho de mandar- les niegan la obediencia, y andan predicando la perfecta igualdad de todos los hombres en derechos y deberes. Deshonran la unión natural del hombre y de la mujer, que aun las naciones bárbaras respetan; y debilitan y hasta entregan a la liviandad este vínculo, con el cual se mantiene principalmente la sociedad doméstica.
(...) La prudencia católica bien apoyada sobre los preceptos de la ley divina y natural, provee con singular acierto a la tranquilidad pública y doméstica por las ideas que adopta y enseña respecto al derecho de propiedad y a la división de los bienes necesarios o útiles en la vida. Porque mientras los socialistas, presentando el derecho de propiedad como invención humana contraria a la igualdad natural entre los hombres; mientras, proclamando la comunidad de bienes, declaran que no puede conllevarse con paciencia la pobreza, y que impunemente se puede violar la posesión y derechos de los ricos, la Iglesia reconoce mucho más sabia y útilmente que la desigualdad existe entre los hombres, naturalmente desemejantes por las fuerzas del cuerpo y del espíritu, y que esta desigualdad existe también en la posesión de los bienes; por lo cual manda, además, que el derecho de propiedad y de dominio, procedente de la naturaleza misma, se mantenga intacto e inviolado en las manos de quien lo posee, porque sabe que el robo y la rapiña han sido condenados en la ley natural por Dios, autor y guardián de todo derecho; hasta tal punto, que no es lícito ni aun desear los bienes ajenos, y que los ladrones, lo mismo que los adúlteros y los adoradores de los ídolos, están excluidos del reino de los cielos.

Esto es una denuncia categórica y condena total en contra de la INMUNDICIA del igualitarismo, que tanto predomina en el mundo moderno, incluyendo en la Secta del Vaticano II. Aquí dice claramente que los marxistas son unos ladrones y rapiñeros, y que por tanto, al igual que los adúlteros e idólatras, están excluidos del Reino de los Cielos. Es decir, la Secta del Vaticano II, que apoya al comunismo, con la "teología de la liberación" y la "opción preferencial por los pobres" (incentivando la ENVIDIA--un pecado mortal--de los pobres hacia los ricos), y que proclaman que "todos somos iguales" y aquellos que dicen que "no existen bárbaros" (pueblos inferiores), ellos están excluidos del Reino de Dios. 
La conflagración judeo-masónica-comunista internacional, llevando muerte al mundo

De hecho, esta encílica no sólo condena al marxismo clásico, sino que se adelanta a los tiempos (porque la Iglesia tiene la capacidad de prever el futuro, en ciertas circunstancias, si el Espíritu Santo se lo brinda a los profetas), y condena al marxismo cultural, ya que se opone de forma explícita al igualitarismo (con su multiculturalismo, antirracismo, inmigracionismo y demás). 
Pero el mismo Papa, en 1891, con la famosa Rerum Novarum, vuelve a insitir con la condena: 
De todo lo cual se sigue claramente que debe rechazarse de plano esa fantasía del socialismo de reducir a común la propiedad privada, pues que daña a esos mismos a quienes se pretende socorrer, repugna a los derechos naturales de los individuos y perturba las funciones del Estado y la tranquilidad común. Por lo tanto, cuando se plantea el problema de mejorar la condición de las clases inferiores, se ha de tener como fundamental el principio de que la propiedad privada ha de conservarse inviolable.
¿Se necesita ser más claro? ¿Se puede ser más explícito? ¿Cuál parte es la que los progres no entienden??? El lenguaje del Papa León XIII, como buen león que era, es contundente: se rechaza de plano, dice que eso está mal y punto, se terminó. El Vicario de Cristo se ha pronunciado y por tanto, Cristo ha hablado: Cristo odia al marxismo, y por eso la Iglesia y los Papas odian al marxismo.
Algún suspicaz malicioso, podría objetar que si la Iglesia rechaza de plano al socialismo, eso también comprendería al nacionalsocialismo, puesto que el mismo estaría dentro de la categoría de "socialismo". El fascismo, por supuesto, quedaría totalmente excluido de tal objeción, puesto que el mismo fue evidentemente corporativista (del latín "corpus", cuerpo; es decir, un sistema orgánico, que es la aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia). Pero resulta que el nacionalsocialismo NO es socialismo marxista, sino simplemente la palabra "socialismo" en el nacionalsocialismo se refiere a la acepción natural de basarse en lo social; pero además, se le agrega la parte "nacional". Mientras el socialismo marxista es internacionalista, el nacionalsocialismo es nacionalista; mientras el socialismo marxista rechaza la sociedad privada y a la libre empresa, el nacionalsocialismo acepta (y protege) la propiedad privada y a la libre empresa. Entonces, es claro, que dentro de la condena constante de la Iglesia hacia el marxismo (socialismo, comunismo, nihilismo y anarco-comunismo), no se puede encontrar comprendido al nacionalsocialismo, puesto que sus postulados eran diametralmente opuestos a los del socialismo. El nacionalsocialismo fue en verdad, un tipo particular (al estilo alemán) de corporativismo, sólo que en lugar de socializar los medios de producción (socializar no es estatizar, como hacen los marxistas) como en el fascismo o el franquismo, se basaron en el fühererprinzip (principio de autoridad del Führer, el cual deriva del principio de autoridad monárquico, por más que técnicamente el III Reich fue republicano). 
Y finalmente, el Papa Pío XI, para dejar todo bien claro, y precisamente en la época en que la Iglesia y Europa estaban luchando contra el marxismo, publicó en 1937, la Encíclica Divini Redemptoris, la cual vuelve a condenar de forma contundente e infalible al comunismo ateo. Dice el Papa Pío XI: 
Este peligro tan amenazador, como habréis comprendido, venerables hermanos, es el comunismo bolchevique y ateo, que pretende derrumbar radicalmente el orden social y socavar los fundamentos mismos de la civilización cristiana.
 Aquí el Papa Pío XI, no hace como con Non abbiamo bisogno y Mit brennender sorge (que NO son infalibles), que lanza una presunta "condena al aire", de forma ambigua e imprecisa; aquí por el contrario, el Papa hace una condena explícita, con nombre y apellido: comunismo bolchevique y ateo. Esto es importante, porque echa por tierra las falacias y tergiversaciones de gente como Raúl Miguel de Sursum Corda; esto deja patenta la deshonestidad intelectual y moral de esas personas, que en este caso, son las mismas quienes rechazan palabra por palabra el dogma "fuera de la Iglesia no hay salvación", al creer en ficticios "bautismos" de deseo o de sangre o "ignorancias invencibles", y son la misma clase de personas cínicas e hipócritas, que se burlan de nosotros los copusianos (y otros micronacionalistas como los célticos), aseverando que nos "inventamos naciones ficticias", cuando ellos se inventan "bautismos" ficticios. Así, ellos en su soberbia, rechazan la Convención de Montevideo, y para peor, olvidan que en la Santa Biblia se profetizaron los micronaciones:
El más pequeño se convertirá en un clan, y una pequeña nación con fortaleza. Yo, el Señor lo digo, y se apresurarán a su tiempo. Isaías 60:22 (traducido del hebreo bíblico:
צעיר לגוי tsair legoy).
En la Biblia protestante Reina Valera, se lee esto:
El pequeño vendrá a ser mil, el menor, un pueblo fuerte. Yo Jehová, a su tiempo haré que esto sea cumplido pronto. Isaías 60:22, RVR1960.
Y en la Dios Habla Hoy, esto:
Este puñado tan pequeño se multiplicará por mil;
este pequeño número será una gran nación.
Yo soy el Señor,
yo haré que se realice pronto,
a su debido tiempo. Isaías 60:22, DHH. 
He citado tres versiones distintas, para que se observe que en todas apuntas hacia lo mismo: hacia la Nueva Jerusalén, que se irá a fundar en el Nuevo Israel. Y esto, se traduce en la práctica como el micronacionalismo. Esto es una evidente profecía, que la secta de los raulmiguelistas se burla; y está confirmada la misma idea, en el Apocalipsis: 
Y oí el número de los que así fueron señalados: ciento cuarenta y cuatro mil de entre todas las tribus israelitas. Fueron señalados doce mil de la tribu de Judá, doce mil de la tribu de Rubén, doce mil de la tribu de Gad, doce mil de la tribu de Aser, doce mil de la tribu de Neftalí, doce mil de la tribu de Manasés, doce mil de la tribu de Simeón, doce mil de la tribu de Leví, doce mil de la tribu de Isacar, doce mil de la tribu de Zabulón, doce mil de la tribu de José y doce mil de la tribu de Benjamín.
Después de esto, miré y vi una gran multitud de todas las naciones, razas, lenguas y pueblos. Estaban en pie delante del trono y delante del Cordero, y eran tantos que nadie podía contarlos. Iban vestidos de blanco y llevaban palmas en las manos
. Apocalipsis 7:4-9, DHH.
 Esto es una indicación y confirmación más, de lo que venimos diciendo varios foreros y yo en Foro V Suis, es decir, que se salvan los predestinados, los que tienen fe y hacen buenas obras, pero reciben la Gracia de Dios; nadie se salva por méritos propios. No sé si esos ciento cuarenta y cuatro mil, serán los únicos que se van a savlar, en el Armagedón, porque puede ser que más gente se salve, pero ese número, es el número de los justos, quienes están actualmente esparcidos por toda la Tierra, en cada una de las tribus de Israel. Y cuando hablo de "Israel" (Ys Rael), no me refiero al Estado satánico y sionista de Israel, ese Israel falso y judío, sino del verdadero Israel, que es el pueblo de Dios, o sea la Iglesia. Después que comenzó la Nueva Alianza, quedó claro, que el pueblo judío es el pueblo maldito, pérfido y condenado a andar errante, hasta casi el final de los tiempos; mientras que el pueblo cristiano (compuesto por gentes de todas las razas, pero mayormente jafetitas, ya que éstos han sido los más bendecidos), es el verdadero pueblo elegido para la salvación. Todos aquellos que no sean cristianos (y con "cristiano" me refiero a los cristianos de verdad, o sea, a los católicos; y con "católicos" me refiero a los católicos de verdad, o sea, quienes aceptamos todo el dogma completo de la Santa Madre Iglesia), se irán a condenar por toda la eternidad en el fuego del infierno. 
Por ejemplo, la secta de los raulmiguelistas, de seguir con su comportamiento sectario y anti-cristiano, de seguir atentando contra la fe cristiana y contra la caridad, irán todos, irremediablemente al fuego eterno; lo que Raúl Miguel y sus secuaces tienen que hacer es arrepentirse de su pecado, y buscar a Dios, convertirse a la verdadera fe y buscar la santidad. 

Cristo vuelve pronto. Sólo se salvarán los JUSTOS, sólo se salvarán los PREDESTINADOS, los Hijos de Dios, los Hijos de Israel, los Hijos de la Iglesia. EXTRA ECCLESIAM NULLA SALUS (fuera de la Iglesia NO hay salvación). Ni el "bautismo" de deseo, ni el "bautismo" de sangre,  ni la "ignorancia invencible" van a salvar a nadie. La justificación se da por la fe y por las obras. Sólo Cristo es Redentor, sólo Cristo salva
 
Eso era lo mismo que tenían que hacer los amerindios americanos, o los bárbaros asiáticos o africanos, durante muchos siglos que permanecieron en la oscuridad; ellos tenían que abandonar sus pecados, seguir la Ley natural y buscar a Dios. Pero no, ellos prefirieron seguir en el oscurantismo pagano y la idolatría, practicando sacrificios humanos, matándose y esclavizándose entre ellos y en definitiva, adorando al diablo. Por eso, todos esos indígenas y bárbaros, perecieron en el infierno; sí, incluyendo a los monjes budistas tibetanos, que parecen tan "buenos" y "apacibles". Ellos en verdad son idólatras y muchos panteístas, son paganos y por eso, se van al infierno. 
La secta raulmigueliana, al intentar justificar los pecados del hombre con la "ignorancia invencible" y decir que quienes están en esa ignorancia se salvan, están blasfemando contra Dios y su creación, porque Dios no manda cosas imposibles y bautizarse es algo que está disponible para todos. Lo mismo creer en Dios y cumplir con sus Santos Mandamientos y Estatutos; nada de eso es imposible, pero resulta que para los raulmiguelistas, para ciertas personas que viven--o vivieron en otras épocas--aisladas, les resultó imposible ser bautizadas, y se habrían salvado igual--si cumplían con la ley natural--por la "ignorancia invencible". ¡Qué mentira reconfortante, para cubrir su concupiscencia! Pero ellos en el fondo saben que no es así, que no se justifica el "no saber" (es un principio fundamental del Derecho: "la ignorancia sobre la norma, no justifica su incumplimiento") y que si "no sabe", es por algo, porque Dios los está castigando por sus pecados y lo mantiene en su ignorancia. 
Pero al notar pues, toda esta mala voluntad y deshonestidad por parte de los raulmiguelistas, observamos que el Papa Pío XI, quien dijo que "Mussolini es un enviado de la Divina Providencia", condenó de una forma tan solemne y tan categórica al comunismo, que comparando el lenguaje del Divini Redemptoris con el de Mit brennender sorge, como bien hace Alfredo Pimenta en su Análisis Comparativo, nos damos cuenta de cuán profundo es el abismo entre ambas encíclicas, cómo en una se condena de forma clara a algo y en la otra apenas se hace una observación a un régimen, de una forma particular, hacia un país. Veamos por ejemplo esta breve cita: 
Nos condenamos el comunismo en una alocución especial dirigida al mundo entero.
Clarito y al pie, ¡y todavía al mundo entero! ¿Acaso en la Mit brennender sorge dice: "Nos condenamos al nacionalsocialismo, en el mundo entero"; o acaso en la Non abbiamo bisogno dice: "Nos condenamos al fascismo, en el mundo entero"?
Y para rematar la cuestión sobre la infalibilidad papal de la Divini Redemptoris (cosa que no sucede ni con Mit brennender sorge ni con Non abbiamo bisogno), sentencia el Papa Pío XI: 
Por este motivo, nos creemos en el deber de elevar de nuevo nuestra voz con un documento aún más solemne, como es costumbre de esta Sede Apostólica, maestra de verdad, y como lo exige el hecho de que todo el mundo católico desea ya un documento de esta clase.
 Es decir, que aquí se confirma de forma EXPLÍCITA que las anteriores condenas al comunismo ya habían sido solemnes ("solemne" significa infalible), y para rematar, ¡está diciendo que la Divini Redemptoris es todavía más solemne!, ¡todavía más infalible! Pregunto: ¿Hizo lo mismo el Papa con el nacionalsocialismo o con el fascismo? Es evidente que no; basta leer los textos completos, para darse cuenta de la total deshonestidad de los raulmiguelistas y similares. 
Y aparte dice que era un hecho, de que "todo el mundo católico desea ya un documento de esta clase"; ¿deseaba el mundo católico un documento de esa clase contra el nacionalsocialismo o contra el fascismo? Es evidente que tampoco. Los frutos del nacionalsocialismo/fascismo fueron frutos buenos, frutos de protección y servicio a la Iglesia; mientras que los frutos del comunismo, fueron frutos de odio y persecución contra la Iglesia; ahí está la historia para demostrarlo, por más de que pseudo-historiadores aliadófilos y liberales, intenten "tapar el Sol con un dedo", con falacias de que "los nazis persiguieron católicos". Esa mentira proviene de los guionistas de Hollywood, los cuales son en su mayoría, judíos. 
El resto de la Encíclica Divini Redemptoris, continúa siempre con el mismo lenguaje explícito y categórico: se condena a Marx, se condena al materialismo evolucionista, se condena la difusión de las ideas marxistas y se desenmascara sus falsas promesas; incluso deja en evidencia cómo el liberalismo ha preparado el camino hacia el comunismo, ya que éste es consecuencia de aquél, una radicalización, una profundización.
Luego continúa hablando de los efectos dolorosos que ha dejado el comunismo, en países como Rusia y México, así como los horrores que ocasionó en España, durante la Segunda República Española. Y así continúa y continúa, toda la encíclica criticando y condenando al comunismo hasta el final, dejando bien en claro quiénes son los verdaderos enemigos de la Iglesia católica. No son los "malvados nazis" ni los fascistas, sino que son los hijos de Satanás: los judíos, los masones, los liberales, los marxistas...

¡VICTORIA AL COMUNISMO! ¡CRISTO VENCE AL DEMONIO!
 
Para finalizar, recordaré que el Papa Pío XII autorizó al Santo Oficio, excomulgar a cualquier católico que militara o apoyara al Partido Comunista, así que nadie puede ser católico y comunista al mismo tiempo; eso es herejía, como por ejemplo lo son los de la "teología de la liberación". Lo mismo sucede con el liberalismo: no se puede ser católico o liberal al mismo tiempo. Esto es así, porque "no se puede servir a dos señores, ya que aborrecerá a uno o amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro" (Mt. 6:24). 

D. Andrés Gustavo E.E. Copusianus, Por la Gracia de Dios, Presidente Supremo y Apostólico de COPVS. 
¡VIVA CRISTO REY!


Fuentes consultadas:

Santa Biblia.
Encíclica Libertas Praestantissimum: http://vsuis.forouruguay.net/t340-libertas-praestantissimum
Convención de Montevideo: http://www.oas.org/juridico/spanish/tratados/a-40.html
Doctrina Social de la Iglesia: http://vsuis.forouruguay.net/t271-doctrina-social-de-la-iglesia
Micronaciones en la Santa Biblia: http://vsuis.forouruguay.net/t657-micronaciones-en-la-santa-biblia
Encíclica Quanta cura: http://vsuis.forouruguay.net/t339-condenas-de-la-iglesia-contra-el-modernismo#2064
Encíclica Quod Apostolici Muneris: http://vsuis.forouruguay.net/t830-enciclica-quod-apostolici-muneris
Encíclica Rerum Novarum: http://vsuis.forouruguay.net/t272-enciclica-rerum-novarum
Encíclica Divini Redemptoris: http://vsuis.forouruguay.net/t269-enciclica-divini-redemptoris
Los templarios: la operación para destruir a la Iglesia y al cristianismo:  http://vsuis.forouruguay.net/t742-los-templarios-la-operacion-para-destruir-a-la-iglesia-y-al-cristianismo
Condenas a los jesuitas: http://romancatholicism.org/jansenism/jesuits-condemnations.html
Documentos pontificios que condenan la masonería: http://vsuis.forouruguay.net/t198-documentos-pontificios-que-condenan-la-masoneria
Análisis comparativo de las encíclicas Mit brennender sorge y Divini Redemptoris: http://vsuis.forouruguay.net/t270-analisis-comparativo-entre-mit-brennender-sorge-y-divini-redemptoris
La Iglesia condena al comunismo y excomulga a los marxistas: http://wwwmileschristi.blogspot.com/2013/12/la-iglesia-condena-el-comunismo-y.html

1 comentario:

Pepe Rivas dijo...

¡Excelentes artículos!
Leí éste y los anteriores.
Ante esto Raúl Miguel parece que se ha quedado callado.
Felicitaciones, Andrés.