Comunión de los Otros Países del V Suis

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Hithuaryan kalceltik szwstiklsoj

lunes, 8 de diciembre de 2014

Catolicismo y nacionalsocialismo (segunda parte): Refutación a Raúl Miguel y sus mentiras

 
Mientras tanto en el III Reich...
Ya he prohibido estas tonterías firmemente varias veces -dijo Hitler -. Todas estas historias de los lugares de Thing, de los solsticios, de la serpiente de Mittgard y todo lo que está sacado de los tiempos germánicos primitivos. Después les leen a los jóvenes de 15 años a Nietszche y a través de las citas ininteligibles les hablan del súper-hombre y les dicen que eso han de ser ellos.
(Hitler aus nähter Näte H. A. Tuerner Frankfurt 1978. pág. 419).



En esta segunda entrega, vamos a seguir refutando los sofismas de Raúl Miguel, como lo hicimos en la primera parte, y también en los artículos anexos: “Decreto Presidencial de Excomunión a Raúl Miguel de Sursum Corda y a la secta de los ‘raulmiguelistas” y “Los insultos de los raulmiguelistas hacia los católicos y sus mentiras, TODAS, refutadas”. Con esto, echaremos por tierra, todas las falsedades de ese líder sectario de los “raulmiguelistas”, quien ataca a la santa religión cristiana, católica, apostólica y romana, y todavía tiene el descaro de acusarnos como “jansenistas”, ocultando de esa forma su pelagianismo y su obsesión demoníaca por defender el ficticio “bautismo” de deseo y el de sangre, negando así el dogma “FUERA DE LA IGLESIA NO HAY SALVACIÓN”.
El archi-hereje Raúl Miguel insiste en tergiversar el concepto de "cristianismo positivo", afirmando:
En el primer artículo tratamos, sobre la incompatibilidad entre el nazismo y el catolicismo. De hecho, las menciones del cristianismo en los textos nacionalsocialistas (como el mismo programa del Partido Nazi) se refiere no a la Doctrina de Cristo, sino a lo que los nazis llamaban “Cristianismo Positivo”. “

Pero eso es meramente una opinión falible y falsable de Raúl Miguel de Sursum Corda, basada en Alfred Rosemberg, pero NO en la postura oficial del NSDAP ni mucho menos en los pensamientos de Adolf Hitler. Entender esto es fundamental, porque es la clave para comprender la verdad que Raúl Miguel y su secta de raulmiguelistas pretenden ocultar y tergiversar: la verdad de que la Iglesia católica nunca condenó al nacionalsocialismo como tal, sino a las desviaciones heréticas de ciertos grupos marginales del NSDAP.
Basándose en Richard Steigmann-Gall, Raúl Miguel nos quiere hacer creer que todo el NSDAP era opuesto al cristianismo tradicional y que el término "cristianismo positivo" no pasaba de una simple estrategia del partido, para sustituir al cristianismo por una nueva fe. Pero eso no es cierto, pues en primer lugar Alfred Rosemberg, no era exactamente "pagano", como se cree popularmente, sino que era un protestante, que quería crear una nueva fe, porque partía del concepto teórico erróneo de que el cristianismo tradicional (o sea, el catolicismo) era una especie de continuidad del judaísmo.
Por eso Raúl Miguel, cita a Richard Steigmann-Gall, quien decía:
Para Alfred Rosenberg, gran ideólogo del nazismo y cuyas obras fueron colocadas en el Index, el cristianismo tradicional había sido “negativo”: nacimiento virginal, el sufrimiento y sacrificio de la cruz, etc. En cambio, el cristianismo positivo mostraba a Cristo como no judío, sino como un Ario libre de cualesquier contacto con Abraham, que además luchó de manera valerosa contra el judaísmo de su época. Por ello, se rechazaba el Antiguo Testamento, libro judío y se purgó el Nuevo Testamento. También, era menester la unificación de todas las confesiones en pos de la Unidad Nacional Alemana.”

Esta cita que colocó Raúl Miguel es importante, porque en primer lugar, deja en claro su deshonestidad y refuta de entrada a todos aquellos que dicen que el "nacionalsocialismo es pagano". Con esa frase, Raúl Miguel mismo, nos demuestra que en todo caso sería "protestante", pero esto por supuesto, tampoco es cierto, porque el nacionalsocialismo, como bien lo demostró Pimenta y lo puede comprobar cualquiera que lea los 25 puntos del NSDAP, era un movimiento POLÍTICO y no religioso. 

Federico Rivanera Carlés.


Federico Rivanera Carlés dijo sobre Alfred Rosemberg:

"Alfred Rosenberg NO defendía el paganismo germano -como creen muchos- pues, con razón, lo consideraba muerto, sino que propiciaba un nuevo credo, la religión de la sangre, la cual, por cierto no ha existido en parte alguna. En el "Mito del Siglo 20" no especificó sus características, aduciendo que no era su cometido. Aparte de incluir a ella a Cristo, era partidario de que se estructurase como Iglesia Nacional Alemana, inspirado en el Anglicanismo cuyo carácter judaizante Rosenberg IGNORABA. Precisamente lo que asombra en un especialista de la cuestión judía como él, es que no advirtió las naturalezas judaizantes de las sectas prerreformistas y de la Reforma, de ahí sus elogios a los cátaros, husitas, etc. Igual que los protestantes, en especial a los hugotones, los calvinistas franceses. Pero esto se explica porque no pudo superar la cultura protestante donde se había formado."

Como vemos Rivanera Carlés es clarísimo sobre las motivaciones de Rosemberg, al pretender fundar una religión nueva, no pagana, sino protestante; y las motivaciones de Rosemberg era su anti-judaísmo, pero a la vez, sumado a su ignorancia, con respecto a que el propio protestantismo era judaizante; y eso se debió a que Rosemberg no pudo superar el ámbito protestante del cual él provenía. Él quiso ni más ni menos que profundizar el protestantismo, pero a la manera de Lutero, forjar un protestantismo anti-judaico, y por eso es que Rosemberg en su tremenda ignorancia acerca del catolicismo tradicional, interpretó el concepto de "cristianismo positivo" como algo nuevo. Pero esa fue una interpretación propia de él y no del NSDAP.
Joseph Lortz plantea las evidentes afinidades entre el cristianismo y el nacionalsocialismo: "ambos son enemigos mortales del bolchevismo, del liberalismo y del relativismo." Y más adelante agrega:
"Frente a la duda y la incredulidad que todo lo destruyen, trae de nuevo a los más amplios sectores la vivencia de que la postura creyente no es nada incierto o inferior, como el liberalismo había sostenido para toda la sociedad, si no lo que realiza plenamente al hombre. Aun cuando la Iglesia no se identifique nunca con movimiento alguno, no puede por menos que saludar agradecida a este poderoso aliado en la lucha contra el racionalismo ateo".

Esto es cierto, porque la Iglesia siempre es neutral ante las formas de gobierno humanas que sean puras y legítimas, pero enemigas de las formas impuras e ilegítimas, tales como la tiranía marxista o la democracia liberal (con su totalitarismo encubierto).
Pero además, olvida mencionar el farsante de Raúl Miguel, que el propio Hitler CONDENÓ al libro "El Mito del Siglo XX" de Alfred Rosemberg, porque Hitler era de confesión católico romano y no iba a permitir que nadie dentro de su propio partido, se opusiera a la religión católica, más allá de que toleraba a que varios miembros de su cúpula fueran protestantes. Pero, algunos se preguntarán, si Hitler era tan católico como dice, ¿por qué toleró protestantes dentro del NSDAP? La respuesta es sencilla: porque era un político, líder de un movimiento nacionalista, y porque la mitad (o gran parte) de la población alemana era protestante (principalmente al norte) y ni él ni nadie, querían causar más divisiones en Alemania. Lo menos que necesitaba esa nación, era estar dividida en aquellos momentos en que el judaísmo y el bolchevismo avanzaban cada vez más en contra de Occidente. Por eso, es que el NSDAP optó por no ser un partido confesional, pero sin embargo, por basarse en principios cristianos y defender esos principios cristianos. De ahí pues, el famoso y tan tergiversado por los aliadófilos como Raúl Miguel, término de "cristianismo positivo".
Dice Raúl Miguel: "La condena del Papa Pío XI al nazismo fue fulminante en la mencionada encíclica de 1937, que fue publicada aquí en Surum Corda. Dejada para ser leída y meditada la enseñanza del Sucesor de San Pedro, nos toca ahora analizar si, como pretende Pimenta, la misma condena o no al nazismo."
Esta es una típica afirmación arrogante y a la ligera de Raúl Miguel, ya que en realidad, hemos demostrado que no existe condena contra el nacionalsocialismo, ni mucho menos fulminante, en la famosísima Encíclica Mit Brennender Sorge.
Posteriormente, Raúl Miguel cita a Pimenta, intentando refutarlo y reflexiona:
Lo que parece ignorar Pimenta y los nazis contemporáneos que querían permanecer en el seno de la Iglesia Católica (y los neonazis que pretenden lo mismo hoy en día) es que estas dos encíclicas están precedidas por una anterior, que condena al fascismo. Se trata de la encíclica Non abbiamo bisogno, del 29 de junio de 1931.”

Por supuesto que nadie lo ignora, sino que entendemos que es la misma farsa: decir que en la "encíclica Non Abbiamo Bisogno se condena al fascismo", cuando en realidad no lo hace, sino que lo único que condena son los excesos de ciertos grupos relacionados al fascismo. Parafraseando a Pimenta, se da exactamente la misma comparación entre el Non abbiamo bisogno y la Divini Redemptoris, ya que si bien en este caso sí se menciona al fascismo, no se lo condena, como sí se condena explícitamente y de forma categórica al comunismo ateo. Y para peor, al comunismo ateo, ya se lo había condenado con anterioridad, a través de la encíclica Quod Apostolici Muneris de León XIII, en 1878; y en parte por la Rerum Novarum, también de León XIII en 1891. Es decir, que la condena de la Iglesia católica al comunismo fue: explícita, total y constante, mientras que la supuesta "condena" de la Iglesia católica al fascismo y al nacionalsocialismo fue: ambigua y única. Pero esa "condena" hacia estos movimientos nacionalistas, no fue tal, sino que fue condena hacia las idolatrías derivadas de las desviaciones metafísicas de ciertos grupos disidentes de esos movimientos, y no de los movimientos como tales.

Raúl Miguel entonces, cita a la Encíclica Non abbiamo bisogno, del Papa Pío XI, del 29 de junio de 1931, con la esperanza de intentar demostrar que en el texto de la misma se "condena" al fascismo, cuando eso no es cierto; veamos lo que él cita:
No es necesario, Venerables Hermanos, anunciaros los acontecimientos, que en los últimos tiempos se han desarrollado en esta ciudad de Roma, Nuestra Sede episcopal, y en toda Italia, que es decir, en Nuestra propia circunscripción Primacial, acontecimientos que han tenido tan amplia y profunda repercusión en el mundo entero, y con mayores efectos, en todas y cada una de las diócesis de Italia y del mundo católico. Pocas y tristes palabras las resumen: Se ha intentado herir de muerte todo cuanto allí era y será siempre lo más querido por Nuestro corazón de Padre y Pastor de almas... -y podemos bien, y aun debemos, añadir: "y más ofende aún el modo".”
¿En alguna parte del texto, se menciona al fascismo? Es evidente que no. Se refiere en todo caso, a disidentes del fascismo, tergiversadores del pensamiento fascista y no verdaderos fascistas, como el Duce y sus seguidores, quienes eran católicos (a diferencia de Alemania, la gran mayoría de la población italiana de aquella época, era católica).

Como vemos es Raúl Miguel, quien difama y acusa al Fascismo de haber atacado a la Acción Católica:
Ahora bien ¿Es esa gratitud de la que el Papa habla, una gratitud a la Italia Fascista? No, en absoluto, sino al episcopado Italiano que se solidarizó con el Santo Padre tras los ataques del gobierno de Mussolini hacia la Acción Católica.”
Pero esto es una opinión falible y falsable de Raúl Miguel, el heresiarca de la secta raulmiguelista, quien continúa citando y tergiversando el texto de Non abbiamo bisogno:
Particularmente os agradecemos el unánime y verdaderamente grandioso testimonio que habéis dado a la Acción Católica italiana y precisamente a las Asociaciones Juveniles, por haber permanecido fieles a Nuestras normas y a las vuestras que excluyen toda actividad política de partido. Al mismo tiempo damos las gracias también a todos vuestros sacerdotes y fieles, a vuestros religiosos y religiosas, que se han unido a vosotros con tan gran impulso de fe y de piedad filial.”
Como vemos, el Papa Pío XI, está elogiando a la Acción Católica y a las Asociaciones Juveniles, pero sin criticar al Partido Nacional Fascista. Lo único que menciona sobre el partido, es que los miembros de la Acción Católica y las Asociaciones Juveniles, se mantuvieron fieles a sus normas (como debían hacer), incluso respetando la exclusión a toda actividad política en el partido. Eso, se refiere entonces, a que era una cuestión de respetar las normas de la Acción Católica, y que nadie proveniente de la disidencia estatal podía intentar obligar a la Acción Católica a participar en el partido.
Puede llegar a pensarse (y es bastante probable, debido al pasado masónico de los Saboya, y su posterior traición hacia el final de la Segunda Guerra Mundial), que dichas disidencias pseudo-fascistas, en verdad provenían de sectores pseudo-monárquicos saboyistas laicistas y masónicos, quienes eran evidentemente opuestos al régimen de Mussolini. La prueba de esto, es que en 1943, cuando Mussolini fue traicionado por los Saboyas y desplazado, y creó la República Social Italiana, su primer medida fue decretar la confesionalidad del Estado como católica romana, al igual que lo fue el Reino de Italia.
Es más, recordemos que fueron los Saboyas, quienes intentaron imponer el laicismo y quienes desplazaron al Papa, de los Estados Pontificios, y que fue Mussolini quién les restauró al Clero todos sus derechos, y quien gracias a los Pactos de Letrán de 1929, le devolvió la Ciudad del Vaticano al Papa. La historia pues demuestra quiénes fueron los verdaderos enemigos de la Iglesia: los masones Saboyas, los judíos, los liberales, los comunistas; y NO los fascistas, como Raúl Miguel—como buen cripto-liberal que es—miente descaradamente.

Carl Schmitt.


Dice Raúl Miguel:
En efecto, los regímenes totalitarios no aceptan ningún tipo de oposición, no toleran que ninguna institución pueda quedar libre, ni siquiera las instituciones eclesiásticas que intentan coptar y “secuestrar” integrándolas y haciéndolas obedientes, no al interés de Cristo y la Santa Iglesia, sino al interés del partido.”
Es cierto que los regímenes totalitarios no admiten ningún tipo de oposición, pero resulta que es falso afirmar que el fascismo o el nacionalsocialismo fueron movimientos "totalitarios". Los verdaderos movimientos totalitarios son los únicos que actualmente persisten: el comunismo, el liberalismo y la síntesis de ambos, el progresismo imperante y hegemónico.
Pero Raúl Miguel como buen tergiversador, apela a Carl Schmitt y afirma:
A diferencia de lo que sostienen algunos neo-nazis, el “totalitarismo” no es un invento de los historiadores liberales o comunistas de la post-guerra, sino un concepto acuñado poco después del ascenso de Mussolini al poder. Quizás el primero en utilizar el término haya sido Carl Schmitt, quien en Der Begriff des politischen lo definió como “un estado todopoderoso”. El libro contó con dos ediciones muy difundidas, la primera en 1927 y la segunda bajo los auspicios del III Reich, notablemente ampliada.[2] Schmit en su obra sostiene que es inadmisible cualesquier tipo de oposición
            En primer lugar debemos aclarar que Carl Schmitt no habló precisamente de "totalitarismo" sino de "Estado total"; en segundo lugar debemos entender que el "totalitarismo" tiene varias acepciones: una acepción social y otra política; y en tercer lugar, que la postura de Schmitt no era la postura oficial del NSDAP, puesto que las SS lo consideraron como un disidente y lo apartaron del primer plano de la política, luego del año 1936. Así que la siguiente cita que hace Raúl Miguel de Schmitt, carece de valor probatorio contra nuestra postura:
Todo antagonismo u oposición religiosa, moral, económica, étnica o de cualquier clase se transforma en oposición política en cuanto gana la fuerza suficiente como para agrupar de un modo efectivo a los hombres en amigos y enemigos.”
Sin embargo, más allá de la heterodoxia de Schmitt, hay que decir que él continuó siendo fiel hasta el final y siendo considerado como "bueno" por el NSDAP, más allá de que la cúpula no estuvo de acuerdo con él, en cuanto al "Estado total".
Además, una cosa es el "Estado total" propuesto por Schmitt y otra cosa muy distinta es el totalitarismo marxista-leninista-estalinista; cualquier persona sensata y mínimamente instruida, podrá notar la abismal diferencia entre un gobierno como el de la Alemania nacionalsocialista, que permitía cierta libertad de prensa y de opinión (por eso habían tantos heterodoxos, por eso fue la época cuando más se publicaron libros, por eso fue la época cuando más prosperó el arte, etcétera) y que además, permitía que los judíos y otros enemigos del Reich, se fueran voluntariamente de Alemania; y la Unión Soviética, que no permitía libertad para nada, prohibió la propiedad privada y la libre empresa, monopolizó todo y todo aquel que se opusiera, era enviado a un campo de trabajo forzado en Siberia, para morirse de frío. Mientras tanto, en la Alemania nacionalsocialista y en la Italia fascista, el pueblo prosperó, no se le quitó la propiedad privada a nadie, había libre empresa, las empresas y las industrias prosperaron, el arte, la literatura, la ciencia, todo mejoró, y la religión católica NUNCA fue molestada; mientras que en la Unión Soviética, fue brutalmente perseguida casi todas las religiones, especialmente a los católicos.
Además, si se lee con atención la frase de Schmitt citada por Raúl Miguel, puede ser interpretado como que ese "Estado total" que él quería, no debía permitir oposiciones religiosas, morales, económicas y étnicas que se opusieran a las políticas del "Estado total", esto es, que debía ser perseguido aquellas religiones como el judaísmo o similares, así como las economías liberales y marxistas, que se opusieran a ese "Estado total". En cierta medida, es cierto, el Estado alemán sí persiguió a cierta religión, a ciertas opiniones "morales", y a cierta filosofía económica: persiguió a los judíos y a los masones, a los liberales (súper-capitalistas monopólicos y la banca sionista internacional) y a los marxistas (también al servicio de la banca sionista internacional).
Pero Raúl Miguel insiste en su necedad y asevera:
Para Schmitt, el estado totalitario tenía el derecho a determinar quién era su enemigo interno, entendiendo como tal a todo aquel que se opusiera a la soberanía política absoluta y total del Estado dentro de las fronteras estatales. Por ello, dicho Estado contaba con el derecho de exterminar a dicho enemigo de la mejor manera que el Estado considere necesaria, lo que incluye la persecución, el exterminio o la “conversión”.”
Como mencioné precedentemente, no era "totalitario" el concepto de Schmitt, sino "total"; pero además, es obvio que cualquier Estado (totalitario o no), tiene el derecho a determinar quién es su enemigo interno y de defender la soberanía nacional (que no "estatal", como nos quiere hacer creer Raúl Miguel).
Además eso de "exterminar" es una acusación bien propia del lenguaje "exterminacionista"; ningún fascista ni nacionalsocialista jamás exterminó a nadie. Si vamos a hablar de exterminadores, se hace imperioso hablar de los comunistas, con sus cien millones de muertos y contando... (porque el comunismo sigue, a través del progresismo actual; y sigue exterminando, por ejemplo a través del genocidio del aborto y la anticoncepción, el genocidio de la raza blanca, el genocidio boer, etcétera). ¿Por qué tanta saña por parte de Raúl Miguel, en contra del nacionalsocialismo y del fascismo y nada de nada contra el comunismo? Que cada uno, saque sus propias conclusiones....

Más adelante continúa citando a Pío XI:
Pero, como por dolorosa compensación, cuánta crueldad y violencia, hasta las heridas y la sangre, cuántas irreverencias de prensa, de palabras y de hechos contra las cosas y contra las personas, incluso la Nuestra, han precedido, acompañado y seguido a la ejecución de la repentina medida policíaca. Y ésta con gran frecuencia se ha extendido, por ignorancia o por un celo malévolo, a ciertas asociaciones e instituciones ni siquiera comprendidas en las órdenes superiores, como los oratorios de los niños y las piadosas congregaciones de las Hijas de María.
Todo este lamentable conjunto de irreverencias y de violencias tenía que ser con una tal intervención de miembros e insignias del partido, con tal uniformidad de un extremo a otro de Italia y con tal condescendencia de las Autoridades y de las fuerzas de seguridad pública, que necesariamente hacían pensar en disposiciones venidas de arriba.”
Para Raúl Miguel esto es una “condena” al partido (que ni siquiera dice cuál el Papa), pero en realidad se trata de una confusión papal, en lo que se refiere a afirmar que “necesariamente hacían pensar en disposiciones venidas de arriba”. Aquí sin embargo, el Papa no afirma categóricamente que sean disposiciones venidas de arriba (o sea, del partido), sino que “hacían pensar”, es decir, puede ser, pero no está seguro, lo que demuestra la ambigüedad de la encíclica. Una encíclica ambigua no puede considerarse como parte del Magisterio infalible o ex cathedra, cuando además en la encíclica, el Papa no está enseñando sobre fe ni sobre moral, y todavía, ni siquiera la encíclica está dirigida a toda la Iglesia, sino que es una carta dirigida exclusivamente a Italia, al igual que la Mit brennender sorge, que va dirigida exclusivamente a Alemania.
Si el Papa hubiera querido condenar al fascismo y al nacionalsocialismo, ¿por qué entonces no los definió como “intrínsecamente perversos” y “satánicos azotes”?, ¿por qué no enseñó en dichas encíclicas sobre fe y moral y envió una encíclica o bula dirigida a toda la Iglesia, y no sólo exclusivamente a la Iglesia en Alemania e Italia, respectivamente? La respuesta es obvia: porque el comunismo ateo fue condenado de verdad, mientras que el fascismo y el nacionalsocialismo, sólo fueron—en todo caso—observados, en sus excesos o posibles excesos, pero nada más.
Al fascismo y al nacionalsocialismo, apenas se los criticó en ciertas derivaciones de sus praxis políticas (mientras que a las mayorías se las elogió, porque esos gobiernos defendieron a la Iglesia), pero nunca se los condenó como tales, nunca se los condenó como ideologías políticas que eran, nunca se los excluyó de la posibilidad dentro de los sistemas políticos cristianos; en cambio, al comunismo ateo, sí se lo condenó explícitamente en Quod Apostolici muneris y Divini Redemptoris.

Pero continúa Raúl Miguel, insistiendo con tergiversar el texto de Pío XI; salteo una cita, que es más de lo mismo y cito la siguiente:
Nos, la Iglesia, la Religión, los fieles cristianos (y no solamente Nos) no podemos estar agradecidos a quien, después de haber disuelto el socialismo y la masonería, enemigos Nuestros (pero no sólo Nuestros) declarados, les ha abierto una amplia entrada, como todos ven y deploran, haciéndose ellos tanto más fuertes, peligrosos y nocivos cuanto más ocultos, a la vez que más favorecidos por el nuevo uniforme.”
Para Raúl Miguel esto constituye una condena de Pío XI hacia el fascismo, pero no lo es, porque no es infalible lo que está diciendo, y nuevamente, ni siquiera está nombrando al fascismo. Y, ¿cuál es el enemigo más fuerte, peligroso y nocivo que el socialismo y la masonería juntos? ¿El fascismo por acaso? NO; el enemigo más fuerte, peligroso, nocivo y más oculto que el socialismo y la masonería juntos, es el judaísmo talmúdico, que fue el creador de la masonería, del liberalismo y del marxismo (y del progresismo imperante actual). Y quienes se oponían con mayor fuerza y vehemencia hacia tales enemigos de la Iglesia, era precisamente el fascismo, así que es imposible que el Papa Pío XI, pudiera condenar a aquellos con quienes sí les debía perpetuo agradecimiento, puesto que fue el mismo Papa Pío XI, quien el 11 de febrero de 1929, en la firma de los Pactos de Letrán declaró: “Mussolini es un enviado de la Divina Providencia”. Entonces, ¿dónde estaría la coherencia (y por ende, el principio lógico de no contradicción) en el Papa, sí el mismo dijo que Mussolini era bueno y sólo dos años después dijera lo contrario? Es claro, que un Papa no puede contradecirse en su enseñanza doctrinal, en cuanto a fe y moral, porque si no, no sería un verdadero Papa, ya que el Concilio Vaticano constató el principio de infalibilidad papal.
Esto vuelve a demostrar que simplemente la Encíclica Non abbiamo bisogno NO forma parte del Magisterio infalible de la Iglesia, NO es una declaración ex cathedra del Papa Pío XI, como sí lo es por ejemplo la Encíclica Divini Redemptoris, que vuelve a condenar de forma explícita, total y contundente al comunismo ateo, ya que en dicha encíclica sí se enseña sobre moral y sobre fe, y además está dirigida a toda la Iglesia, cosa que no sucede ni con Non abbiamo bisogno ni con Mit brennender sorge.

Raúl Miguel afirma:
Años después, con el ascenso del Nazismo al poder en Alemania, el mismo Romano Pontífice se encontró ante un panorama mucho peor. Si el fascismo era brutal, el nazismo lo era mil veces más, ya que trataba de hundir sus raices en el paganismo germánico, a la vez que pretendía tolerar una forma de cristianismo adecuada a su ideología, el llamado “cristianismo positivo”.”
Esta afirmación escandalosa y calumniosa ya ha sido refutada, puesto que hemos demostrado que en verdad Rosemberg no pretendía reconstruir el paganismo germánico, el cual lo consideraba una religión muerta, sino que pretendía forjar una nueva fe protestante, y además, que todas esas posturas marginales al nacionalsocialismo, fueron condenadas y acalladas por Adolf Hitler. 

Firmándose el Concordato Imperial, en el año 1933.


Recordemos por ejemplo, el episodio de la noche de los cuchillos largos, en el año 1934, cuando el nacionalsocialismo realizó una purga en contra de las SA y de ciertos elementos paganos. De hecho, cuando Hitler llegó al poder en 1933, una de sus primeras medidas fue disolver la famosa Sociedad Thule. Ahora preguntémonos, ¿acaso un pagano wotanista sincero disolvería una sociedad que defendía la reconstrucción de la antigua religión germánica? La lógica indica que eso es imposible; y esto es una prueba más, que demuestra el cristianismo de Hitler.
Esto es un hecho histórico conocido, pero que los historiadores liberales y aliadófilos, intentan tergiversar alegando que “la Sociedad Thule no fue disuelta de verdad sino que fue integrada a la estructura del NSDAP”. En dichos historiadores, son los que se basa Raúl Miguel, pero esos historiadores (que son los mismos que difunden la mentira del “holocausto” judío), no tienen prueba alguna de que eso hubiera sido así; por el contrario, todos los hechos históricos comprobados demuestran que el NSDAP fue en verdad un partido que persiguió a los paganos. Además, hasta por una cuestión de táctica política: ¡no tenía sentido que el Estado nacionalsocialista, pretendiera revivir una religión MUERTA que (casi) nadie pretendía resucitar de las tinieblas! El paganismo estaba muerto hacía siglos, y las dos grandes religiones de Alemania eran el catolicismo y el luteranismo. 


A continuación Raúl Miguel hace una pequeña sub-confesión de que está equivocado, cuando matiza:
La encíclica está destinada principalmente a la Iglesia en la Alemania Nazi. Allí, el Papa en las primeras palabras se refiere a la persecución que el III Reich lanzó contra los católicos.”
Es decir, él alega que la encíclica está destinada “principalmente” a la Iglesia en el III Reich (a él le encanta utilizar la apócrifa expresión “Alemania Nazi” en lugar de “nacionalsocialista”, porque como vemos, es un seguidor de los historiadores liberales aliadófilos, es decir, los historiadores oficialistas; ya que la historia la cuentan los vencedores), pero en realidad ese “principalmente” debería ser sustituido por un “exclusivamente”. Se equivocó de adverbio, pero la verdad se encuentra en la palabra que yo uso: “exclusivamente” y no en la mentira del “principalmente”.
Esta afirmación del Mit brennender Sorge de Pío XI, por ejemplo:

Con viva preocupación y con asombro creciente venimos observando, hace ya largo tiempo, la vía dolorosa de la Iglesia y la opresión progresivamente agudizada contra los fieles, de uno u otro sexo, que le han permanecido devotos en el espíritu y en las obras.”
Raúl Miguel la interpreta así:
Pío XI expone cómo el gobierno nazi violó el concordato y como reanudó, muy poco después de su firma, la persecución contra la Iglesia Católica Romana. Habla directamente de “los dirigentes, responsables de la suerte de vuestra nación” e interpela,  sin ninguna ambigüedad a los fieles católicos”.
¿En verdad Pío XI expone cómo el gobierno “nazi” violó el Concordato Imperial? NO, el texto no dice eso por ningún lado. En ninguna parte de la Encíclica Mit brennender sorge ni siquiera se nombra al nacionalsocialismo, y entonces, ¿cómo va a condenar algo que ni siquiera nombra? En cambio, en Quod Apostolici muneris (de León XIII) y en Divini Redemptoris (de Pío XI) sí se nombra y se condena explícitamente al satánico e intrínsecamente perverso comunismo ateo.
Recordemos las palabras del mismísimo Hitler, el 22 de julio de 1933, tras la firma del Concordato Imperial:
El hecho de que el Vaticano esté concluyendo un tratado con la nueva Alemania significa un reconocimiento del estado Nacionalsocialista por parte de la Iglesia Católica. Este tratado muestra a todo el mundo, clara e inequívocamente, que la afirmación de que el Nacionalsocialismo es hostil a la religión es una mentira.”
Pero todavía Raúl Miguel, como buen tergiversador de encíclicas pontificias, alega que Pío XI interpela “sin ninguna ambigüedad a los fieles católicos”. ¿Sin ninguna ambigüedad? Pero, ¿a quiénes se está refiriendo el Papa Pío XI? Los fieles católicos no son adivinos, no se puede condenar a la nada, no se puede largar una condena al aire, al éter, una condena a las nubes; las condenas de la Santa Madre Iglesia son decretos claros, concisos y explícitos, que todo el mundo los puede entender perfectamente. Esto demuestra, una vez más, que la Mit brennender sorge, NO constituye Magisterio infalible de la Iglesia, al igual que el Non abbiamo bisogno.

El Führer Adolf Hitler con el Cardenal Von Faulhaber.


Salteemos una cita que es más de lo mismo en su ambigüedad y pasemos a refutar punto por punto, cada una de las suposiciones de Raúl Miguel, acera de lo que supuestamente dice la encíclica:
Inmediatamente el Papa Pío XI expone varias de las falsas doctrinas nazis:
1)      El falso uso del nombre de Dios.
2)      El panteísmo.
3)      La “pretendida concepción precristiana del antiguo germanismo, pone en lugar del Dios personal el hado sombrío e impersonal, negando la sabiduría divina y su providencia”.
4)      La idolatría de la raza (II, 2).
5)      La idea de un “Dios nacional” y por extensión una Religión Nacional.
6)      La mutilación de las Sagradas Escrituras, con la eliminación o purga del Antiguo Testamento (III, 19).
7)      La falsa doctrina nazi de que el Nazismo implicaba una nueva y superadora revelación (teoría cara al “Cristianismo Positivo” y propagada por los “Cristianos Alemanes”).

Refuto a eso con lo siguiente:
1)      Esas doctrinas que expone el Papa Pío XI, NO son “nazis” (nacionalsocialistas), sino que es Raúl Miguel quien dice que son nacionalsocialistas. El nacionalsocialismo carecía de doctrinas religiosas, pero sí tenía doctrinas políticas, porque eso es lo que era: un movimiento político. Por tanto, para los nacionalsocialistas católicos y luteranos, el uso del nombre de Dios no era falso; ambos casi creen en el mismo Dios, salvo que los protestantes quieren amoldar a Dios, según lo que ellos les conviene…
2)      El panteísmo jamás fue defendido por el nacionalsocialismo.
3)      El nacionalsocialismo no defiende al paganismo, como hemos demostrado.
4)      El nacionalsocialismo no idolatra la raza, sino que simplemente la defiende como algo natural; puesto que además, ¿en qué más se va a basar el concepto de nación y nacionalismo, sino en el sustrato étnico, cultural e histórico? ¿En sucios papeles y democracia, como creen los liberales? No, la base de la nación, es la etnia.
5)      Eso no es del nacionalsocialismo, sino del protestantismo. Ya se ha explicado bastante a este respecto.
6)      Lo mismo que lo anterior. ¿Se puede ser más torcedor de los hechos, al intentar extrapolar el pensamiento particular de Rosemberg, considerándolo como si fuese la “postura oficial” del nacionalsocialismo, cuando el mismísimo Hitler reprendió a Rosemberg en esa estupidez? No, señores, el nacionalsocialismo no mutiló nada; no se entrometió con la religión católica, y todos los católicos nacionalsocialistas alemanes, siempre creyeron en TODA la Santa Biblia completa, tanto en el Nuevo como en el Antiguo Testamento.
7)      Más de la misma mentira raulmiguelista…Ya he dejado bien en claro, cuál es la verdadera definición del término “cristianismo positivo”.

Prosigue Raúl Miguel con su falacia ad nauseam (porque repite los mismos argumentos):
El Papa también advierte (IV) que la fe no puede estar basada ni en la raza, ni en el partido, ni en el estado, sino únicamente en la Iglesia Católica, de la cual, los nazis intentaban distanciar a los fieles para sumirlos en la ideología del Régimen.”
Chocolate por la noticia, ¿quién dijo que la fe está basada en la raza, el partido o el Estado? La fe católica (de la Iglesia católica) está basada en las Sagradas Escrituras y el Magisterio infalible de la Iglesia. En nada más. 

Alfredo Pimenta.


Cita a Pío XI de vuelta, y prosigue Raúl:
Podría preguntarse a Pimenta y los neonazis que hoy intentan hacerse pasar por católicos sinceros y fieles la Doctrina de la Iglesia ¿De qué régimen está hablando aquí el Papa que escribe a la Iglesia Alemana en 1937? ¿Quién gobernaba Alemania en 1937? ¿De qué partido habla? ¿Quiénes son los “dirigentes” a los que menciona? ¿Cuál es la afiliación política y filosófica de esos dirigentes?
Si no dice de quién habla, entonces no habla de nadie, porque es evidente que no se puede condenar algo, si ni siquiera se nombra. Lo único que demuestra este análisis, es que dicha encíclica NO era infalible, porque no enseña sobre fe ni moral católica, ni está dirigida a toda la Iglesia.
Es más, con esas preguntas Raúl Miguel no hace más que admitir, que el Papa estaba escribiendo dicha carta encíclica a la Iglesia en Alemania y NO a todo el mundo. Entonces, Raúl Miguel no hace más que darnos la razón.
De vuelta, él hace lo mismo, cita al Papa y le pone etiquetas o llena los espacios en blancos a lo que falta, porque el Papa nunca menciona al nacionalsocialismo, pero Raúl Miguel sí:
Toda la sexta sección de la encíclica constituye una aclaración de los términos que le nazismo ha desvirtuado: revelación, fe, inmortalidad, pecado original, Cruz de Cristo, gracia y humildad. Esta última virtud, desdibujada y ridiculizada por el “Cristianismo Positivo” al que tanta referencia hizo Adolf Hitler y sus seguidores”.
Falacia ad nauseam, pues repite el mismo argumento de definir al “cristianismo positivo” como a él se le antoja y no como el NSDAP lo definió. 


Entonces dijo Pío XI en Mit brennender sorge:

La humildad en el espíritu del Evangelio y la impetración del auxilio divino se compaginan bien con la propia dignidad, con la seguridad de sí mismo y con el heroísmo. La Iglesia de Cristo, que en todos los tiempos, hasta en los más cercanos a nosotros, cuenta más confesores y heroicos mártires que cualquier otra sociedad moral, no necesita, ciertamente, recibir de algunos campos enseñanzas sobre el heroísmo de los sentimientos y de los actos. En su necio afán de ridiculizar la humildad cristiana como una degradación de sí mismo y como una actitud cobarde, la repugnante soberbia de estos innovadores no consigue más que hacerse ella misma ridícula.
Perfecto. Todos estamos totalmente de acuerdo con esta afirmación, pero, una vez más: ¿a quién se refiere el Papa? No lo dice, y lo que no dice, no se puede adivinar, porque una de las características fundamentales de la infalibilidad de un texto pontificio es su claridad y la total carencia de ambigüedades.
Entonces reflexiona Raúl Miguel:
Por lo tanto, el Santo Padre advirtió sobre cualquier sistema moral, ético o jurídico que no estuviera basado en la Fe de Cristo, denunciando la violación del derecho natural, la adulteración de la educación cristiana y el derecho de los fieles católicos a practicar su fe sin ser molestados. Razones por las cuales agradece la resistencia y la paciencia en la dura y terrible prueba a los sacerdotes y seglares alemanes.”
Pero, ¿quiénes violaron el derecho natural, adulteraron la educación cristiana y el derecho de los fieles católicos a practicar su fe sin ser molestados? Los liberales, los masones, y peor que todo: los comunistas.
Los nacionalsocialistas y los fascistas en cambio, jamás molestaron a ningún católico en practicar su fe, puesto que muchos nacionalsocialistas eran católicos.

Ahora vayamos a la tercera parte del artículo mentiroso de Raúl Miguel, donde él intenta justificar vanamente por qué el Papa no nombró al nacionalsocialismo para condenarlo.
Luego de una introducción insulta así:
Cualesquier persona, con un mínimo de inteligencia y que hubiera leído la encíclica Mit brennender sorge queda sorprendida ante semejante tontera. Es como decir “Dios no creó los ríos porque en Génesis no dice que haya creados los ríos, sólo se refiere a las aguas”.”
No tiene comparación, porque en la Santa Biblia no se dan muchos detalles en los hechos que describe, por ejemplo en el Génesis, pero sin embargo, cuando un Papa habla ex cathedra—es decir, desde la Silla de San Pedro—no da lugar a ambigüedades. Así que lo que es tontera es esa estupidez de afirmación por parte de Raúl Miguel. En fin, ¿qué habrá pasado con su “mínimo de inteligencia”?
Pero Raúl Miguel insiste en su error:
Aun cuando la carta está, efectivamente, destinada PRINCIPALMENTE a los católicos alemanes y POR EXTENSIÓN como la misma habla sobre FE Y MORAL, por lo tanto, contiene una enseñanza infalible
No, no “principalmente” sino EXCLUSIVAMENTE y no se puede extrapolar hacia toda la Iglesia; no contiene enseñanza infalible, porque no habla sobre fe y moral, con respecto al nacionalsocialismo, sino que lo único que hace, es volver a reiterar una obvia condena histórica de la Iglesia hacia el paganismo y la idolatría, pero no condena para nada al nacionalsocialismo como tal: como ideología política que es, y para probarlo por completo de forma lapidaria, veamos a continuación esta importante confesión de Raúl Miguel:
“(…) El Papa Pío XI no menciona el vocablo “nacionalsocialismo” por las siguientes razones:

A.     Razones diplomáticas: la posibilidad de una negociación con la Alemania Nazi siempre estaba latente. De hecho se había firmado un concordato y se esperaba que el gobierno nazi volviera sobre sus pasos y lo respetara.
B.     Las condenas a régimenes políticos o sistemas de gobierno no suelen mencionarlos de manera explícita, principalmente por razones diplomáticas. Ejemplos lo tenemos en la carta de nominación de los primeros obispos a América Hispana tras las independencias,  al II Reich o a la III República Francesa.”

 
Papa Pío XI, quien volvió a condenar al comunismo...

Es muy importante esta confesión, porque demuestra de forma inequívoca su deshonestidad. Él mismo tiene que admitir, que el Papa Pío XI no menciona la palabra “nacionalsocialismo”, porque existía la razón diplomática (la diplomacia es POLÍTICA, no religión), de que existía la “posibilidad de una negociación con la Alemania ‘Nazi’”, y además, “¡siempre latente!”. Es decir, que Raúl Miguel confiesa, que se está tratando sobre política, y entonces NO se trata de una enseñanza sobre moral y fe católica, no se extiende a toda la Iglesia y por ende, no es infalible.
Es decir, que si la Iglesia dejaba abierta la posibilidad de negociación con el III Reich, entonces está admitiendo que NO está condenando al nacionalsocialismo como tal (el régimen oficial del III Reich), no está condenando a esa ideología, sino que más bien está advirtiendo y denunciando los excesos de ciertos sectores del mismo. ¡Raúl Miguel, indirectamente lo confiesa!
Pero él, para tapar su confesión, alega que “las condenas a regímenes políticos o sistemas de gobiernos no suelen mencionarlos de manera explícitas, principalmente por razones diplomáticas”, pero esto es evidentemente falso, ya que hemos visto cómo la Iglesia sí condenó explícitamente al régimen político de la Unión Soviética y a la ideología que la sostenía: el comunismo ateo. Aquí queda patente pues, la deshonestidad intelectual de Raúl Miguel, quien por un lado afirma que la Iglesia no condena explícitamente por razones diplomáticas, pero que por otro lado, omite que la Iglesia sí condenó explícitamente al comunismo ateo, y le importó tres pepinos la diplomacia. ¿Por qué? Porque la Iglesia católica no se basa en respetos humanos, sino que ante todo obedece a Dios, la Iglesia no se avergüenza de Cristo y no deja de denunciar las injusticias donde sea que sea cometan y mucho menos deja de condenar a regímenes tan repugnantes y satánicos como el comunismo. A la Santa Madre Iglesia sencillamente le tiene sin cuidado la diplomacia humana. Por eso mismo, Hitler admiraba a la Iglesia: por su intolerancia doctrinal.

Luego agrega Raúl Miguel:
De hecho, los protestantes, casi en su mayoría terminaron pactando con el régimen y aceptando las líneas generales del cristianismo positivo. Los únicos que resistieron fueron los católicos, sobre los cuales cayó una persecución y una saña como pocas veces se vio en la historia de la Iglesia.”
Mmmm….Patina a lo lindo, Raúl, ya que en realidad, hubieron muchos protestantes que se opusieron a los nacionalsocialistas, fundando en el año 1934, por los pastores Martin Niemöller y Dietrich Bonhoeffer, la denominada Iglesia Confesante, totalmente opuesta al nacionalsocialismo.
Esto demuestra que no fueron los católicos los supuestos “únicos” que resistieron al nacionalsocialismo. Los católicos no se opusieron al nacionalsocialismo, salvo algunos, por razones puramente políticas, pero no religiosas.
Pero Raúl Miguel intenta defenderse afirmando:
Quisiéramos, finalmente, responder a una cuestión planteada ¿Por qué razón la Iglesia sí condenó al comunismo ateo y no al nacionalsocialismo? Como vimos, la Iglesia SÍ CONDENÓ AL NAZISMO. La diferencia con el comunismo es su perversión absoluta y por lo tanto, la imposibilidad de cualesquier tipo de negociación. Se condenara o no, los comunistas poseían un odio tal a Cristo que igualmente enviarían a la muerte a millares de católicos.”
No, como vimos la Iglesia NO condenó al nacionalsocialismo. Y él mismo con esta respuesta, vuelve a confesar: el comunismo es absolutamente perverso y no se puede negociar, pero si el nacionalsocialismo no es absolutamente perverso—como él confiesa—entonces sí se puede negociar, y negociar significa diplomacia, significa pactar, significa oponerse al mandato divino de “¿qué comunión puede haber entre Cristo y Belial? (2 Corintios 6:15). ¡Ninguna!
Entonces si Raúl Miguel admite que la Iglesia sí podía perfectamente pactar con el nacionalsocialismo y con el fascismo (como la historia—incluso la oficial—lo deja en evidencia), quiere decir, que Raúl Miguel tiene por lógica que admitir o bien que la Iglesia pactó con el mal (lo cual no podemos admitirlo, porque la Iglesia es “esposa fiel” y jamás traicionaría a Cristo) o bien que la Iglesia pactó con un movimiento que no era malo, y por tanto, que la Iglesia no condenó a los fascismos en general.

Intenta concluir Raúl Miguel:
Como hemos podido observar a lo largo de estos dos trabajos, y exponiendo las citas del magisterio y los hechos históricos, la Iglesia Católica no sólo fue perseguida por el nazismo alemán, sino que también sufrió la persecución bajo el fascismo italiano.”
En realidad, en sus dos trabajos él no demostró con hechos históricos que la Iglesia haya sido perseguida por el nacionalsocialismo alemán y el fascismo italiano, sino que meramente mencionó que fue así, pero no lo probó. Expuso citas del Magisterio, pero no del Magisterio infalible (como sí lo es la Divini Redemptoris, en cambio) y usó hechos históricos, provenientes de historiadores liberales aliadófilos, lo cual permite inferir, en parte al menos, las tendencias políticas de Raúl Miguel.
Como vemos, no es el trabajo de Pimenta—un escritor de verdad y no un aficionado como Raúl Miguel e incluso como nosotros mismos—el que cae por sus supuestas “premisas erróneas”, sino que es precisamente el trabajo de Raúl Miguel, el que cae por sus premisas erróneas y además, por su incoherencia interna, por ejemplo, cuando por un lado acusa al nacionalsocialismo de “pagano”, pero luego aclara que es “protestante”, cuando en realidad, no es más que un movimiento político, de substrato cristiano.

        Para finalizar, voy a decir algunas palabras acerca de un comentario de un anónimo del 6 de diciembre, quien dijo en Sursum Corda: 

 Esta es una carta destinada a Italia. No enseña ni sobre fe ni sobre moral y por lo tanto no es infalible. Como ves, multihereje, el papa habla aca confundido por los judios. El Papa Pio XI se equivoco muchas veces y ademas, si esta condenando realmente algo, se condena a si mismo porque estaria atacando al unico gobierno catolico que tuvo Italia. Si Juan XXIII cayo en herejia, es obvio que Pio XI y Pio XII tambien porque apoyaron el bautismo de deseo y de sangre y ademas condenaron a los gobiernos cristianos como el del III Reich y el de Italia
 Estoy de acuerdo con ese comentario hasta cierto punto; no comparto esa afirmación de que Pío XI y Pío XII hubieran cometido herejía; en todo caso, si fuese cierto, el anónimo tendría que demostrar su afirmación. ¿Cuándo Pío XI y Pío XII enseñaron el bautismo de sangre y el de deseo? 
         Así entonces, con todas estas pruebas, hemos dejado bien en claro, cómo la Iglesia católica jamás condenó al nacionalsocialismo, al fascismo o a los nacionalismos en general, mientras que sí condenó de forma explícita y categórica a verdaderos sistemas anti-cristianos como el marxismo y el liberalismo. 

"Ama a tu raza". Es algo 100% católico.


Fuentes:

Santa Biblia.
Denzinger.
Fuera de la Iglesia no hay absolutamente ninguna salvación”, de los hermanos Dimond.
Textos silvianos”, de Silvio Capiscoconi.
Derrota Mundial”, de Salvador Borrego. 
Hitler aus nähter Näte H. A. Tuerner Frankfurt 1978. pág. 419
El Mito del Siglo XX”, de Alfred Rosemberg.

En internet:

Condenas de la Iglesia al comunismo:

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